domingo, 30 de octubre de 2011

San Perezoso 5:1

¡Lunes! Tras un vaso de leche caliente (en mi taza de la UoC) y un paracetamol, ¿quién dijo resfriado? ¡Me he levantado bailando! (antes de llegar a las escaleras paré). Estoy como nuevo, no noto nada y gasto la mitad de pañuelos gracias, en parte, al purificador de aire que había en mi cuarto cuando llegamos. El resto del día, un petardo salvando la comida en el Burguer King (aquí también sabe mejor que el McDonald’s) y el paquete llegado desde Huelva con amor: el nuevo disco de David Guetta. Vaya partida de caja que hubo en la casa. ¡Os quiero, tíos! ¡Muchas gracias! J

Llegó el martes más prometedor hasta el momento. Una clase de dos horas sobre Frankenstein a las 9 de la mañana a la que llegué si notar a penas el frío gracias a la combinación paracetamol-leche-taza mágica que convierte toda bebida en hidromiel. Sesión de español con mi grupo de guiris aspirantes a sufrir el modo de vida español en un futuro, sesión vespertina con mi grupo de guiris que me dejaron en la puerta del George & Dragon esperándolas y sesión de “Language Café” en The Pied Bull a la que asistimos de los primeros y de la que nos fuimos los últimos (somos unos cierrabares). Conocimos a más españoles en el mundo, concretamente de los desconocidísimos pueblos de Sabadell y Terrassa, e intercambiamos impresiones sobre Chester y cuestiones sociolingüísticas relativas al territorio español. En mi salsa, vaya. A las 10 y media más o menos, a casa a cenar.
Miércoles. Parece increíble pero me quedé en casa leyendo la Biblia en lugar de salir. Como suena. Teníamos que leernos el Libro de Job, así que nada. ¿Pasamos al siguiente día y como si no hubierais leído nada? Gracias.
Reventón con las dos clases del jueves (con la de 3 a 5 sobre el Libro de Job, más que nada). Siesta épica y evasión de las tareas académicas para finalizar. Noche de Facebook y preocupación bajo mínimos a la hora de hacer dos actividades y leer tres capítulos densos (“mu” densos) sobre dialectos y acentos británicos.
El viernes, una clase: la clase de las actividades que no hice. En un ataque incontrolable de responsabilidad, hice las actividades en 20 minutos para que luego no preguntaran ni por ellas ni por los capítulos del libro que abrí sólo para contar las páginas. Tras 50 minutos más bien perdidos de clase, compras en Tesco, almuerzo, siesta, cena española (pa amb tomàquet) y fiesta en Scotia House. Mejor que la última reunión soporífera sí que estuvo, pero al no haber altavoces, se escuchaba más bien nada y la casa se atestó de gente. Toda esa gente se reunió en la cocina para una foto masiva y acabaron cantando el “yo soy español, español, español”, pues la colonia ibérica había aumentado aún MÁS aquella noche. “En Inglaterra voy a aprender más inglés que en cualquier otro sitio”, dije antes de irme… Quizás aprenda más veraneando en las Canarias.














 
















Finde de dormilona, salidas tranquis y lavado de ropa. ¡Comienza la Semana de desarrollo personal! (o semana sin clases para lo que quieras).

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