domingo, 9 de octubre de 2011

Etapa Xaviniesta: toca organizarse

Comienza la semana y yo me acuesto a las 2 y media en domingo. ¿Fiesta? No. El nuevo compañero de piso llegó desde Manchester tras salir del trabajo a las 23:00 y sin llave porque el que tenía su habitación antes aún estaba viviendo con nosotros cuando acordó el alquiler con el casero. No había vuelto a aparecer por Chester desde entonces. Bueno, si aguanté hasta el amanecer toda la fiesta de Fin de año despierto (sin la ayuda del alcohol, como sabréis los que me conocéis), podía aguantar eso. Llegó y con comida india. Bueno, no había cenado, así que… why not? No estaba nada mal… gracias al agua. ¡Dios, cómo picaba!
A la mañana siguiente, empezaron las “clases”. Vamos, las presentaciones. La primera clase la da un tipo de 1,80 con una larga cola y una perilla canas. Muy majo el colega hippie-rockero-friki. La segunda, A LAS 5 DE LA TARDE,  la imparte una profesora vasca y es una especie de cursillo para futuros profesores de inglés y español. De hecho, lo primero que hicimos fue dividirnos en grupos de “docentes” para dar clases de español a alumnos ingleses de la UoC. Mi compañera granadina y yo vamos a tener a nuestro grupo contando chistes de leperos en “ná y menos”.
El martes, conocimos a la clase de Literatura gótica (no, no tiene nada que ver con los pinchos… aunque sí con el negro). La profesora es de hacer bromas y es súper divertida… para los hablantes nativos. Los españoles repasábamos el horario en nuestras mentes y leímos el programa de la asignatura mientras los ingleses se partían la caja. La asignatura es una pasada: nos han mandado leer “Frankenstein”, “Entrevista con el vampiro”, “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, “Drácula” y “El resplandor”. Faltó “El retrato de Dorian Grey” para hacer pleno. Bueno, ahora vamos a la librería a comprar el primero (para mí, el de Jekyll y Hyde, porque me traje a Frankie conmigo cuando vine). ¡Ahí están los de literatura inglesa! A ver… ¡TODOS ESTÁN EN FILA! ¡5 LIBRAS! ¡6! ¡7! ¡EL RETRATO DE DORIAN GREY! ¡Dios! ¡Mira por dónde, ahora es cuando voy a empezar mi propia colección de libros! Por la tarde, una media horita de running para demostrar que estoy hecho un toro (concretamente, uno a punto de ser enviado al matadero), y a casa a relajarse un poco. ¡Los españoles salen por ahí! Pues eso, a relajarse.
Miércoles: día consagrado a Mercurio (y por ende, a Hermes), y sin clases, (y por ende, jornada oficial de la fiesta). Mi compañero escocés de Manchester de padre ital… bueno, “el nuevo” y yo fuimos a Revolution, un pub cuya entrada se sitúa tras el Paso de los Antiguos Reyes de los Hombres… digo… por dos porteros colosales que, con ver que mi DNI no era inglés, me dejaron pasar. Dijeron algo así como “pagad en el ordenador de la izquierda una vez entráis. Donde está la chica.” Ni me enteré… ni quise enterarme cuando vi a mi compañero y a un amigo suyo que iba con nosotros pagando. Me hice el español: si es gratis, mejor. El pub, como estructura, está bien, pero estaba al 15% de su capacidad, y así, no mola. Encontramos al grupo con el que habíamos quedado. Se estaban poniendo “moraos”, naranjas, azules y amarillos con tanto cóctel. Madre mía, qué espectáculo.
Es jueves y toca conocer a las clases de Variedades del inglés y Tragedia. La primera era inglesa en un 98%, por lo que difería un poco de la de Fonética inglesa, allí en la UHU, y no sólo por la nacionalidad del alumnado. Me explico: Fonética inglesa y Variedades del inglés tratan las acentos y dialectos dentro de las islas británicas, pero Variedades del inglés, al darse en las mismas islas británicas, es una especie de reflexión y debate entre los acentos de los alumnos matriculados en ella. Es como si diéramos una asignatura llamada “Las variedades del español” en España: todo sería un continuo intercambio de frases tales como “pues en Madrid lo llamamos así”, “pues en Huelva, a diferencia de Granada, hablamos de esta forma”, etc. Triunfo con el primer ejercicio que nos mandan: presentar al resto de la clase tu propia variedad del inglés. Guay. Ante tal contratiempo, hablé con la profesora Joanne Close, o “Jo”, como a ella le gusta que le llamen (jo, jo! Wazz’up man!). Perdón, tenía que hacerlo. Jo me dijo que podía presentar mi propia variedad del español, si lo prefería.
Dicho y hecho. Llegó el viernes y los ingleses aprendieron qué es un choco, qué es algo trocho y que nosotros decimos “ehtado”. Ya van por delante de todos aquellos que viven entre el Cantábrico y Despeñaperros. ¡Se dice “ehtado”, no “ejtado”! ¡Ejem!… prosigo. Se acabó la dura semana de presentaciones y del “curzo d’andalúh”. Comienza el finde. ¡Ah, perdonad! ¡Se me olvidaba la clase de Tragedia del jueves! Bueno, básicamente, sólo tengo que añadir que hablo en nombre de toda la clase cuando digo que, al entrar el profesor, creí que era un vagabundo que se había colado. ¡Valla pintas! Barba y pelo canosos y desaliñados, coleta, gesto entre el cansancio y el éxtasis (la droga, no el estado) y andares más propios de un paso de Semana Santa. Yo lo llamo “el Pirata”. En lo profesional, muy bueno profesor y muy divertido. No hay que mezclar las churras con las merinas.
Sábado. Nada en especial para hacer. Sólo libros para leer y el recuerdo de cómo el DJ de Amphitheatre se pasó la petición que le hicimos por los vinilos. ¡No he oído “Party rock anthem” desde que llegué! Sólo me queda oírla en mi portátil… en mi cuarto… a puerta cerrada… llorando mientras la bailo… Pero vamos, que me lo pasé bien igual. Una de las mejores noches desde que llegué. Por lo demás, lo dicho: libros para leer y alguna que otra actividad típica de introducción a las asignaturas.
¡Por fin domingo! Día del Señor y del fútbol. Nos toca la primera de las dos sesiones de prueba de fútbol 7. Nuestro equipo para el primer partidillo lo formamos cinco españoles (totalmente improvisado) y dos ingleses: Ash (si has pensado en Pokémon, eres tan friki como yo cuando me dijo su nombre) y un chaval que, al igual que nuestro compañero de piso, se llama Junaid, le gusta que le llamen Jade y viene de Manchester. Esto empieza a asustarme. El nivel de juego no era muy alto, pero el 5-1 nos lo endosaron igual. Sin que sirva de excusa, el árbitro no vio ni una mano, ni un codazo a la barbilla ni un placaje. Repito: sin que sirva de excusa. Al menos hicimos deporte. Luego tocó limpieza y lectura envuelto en un aura de somnolencia.

1 comentario:

  1. Jajaja, me encanta tu idea del blog, yo lo pensé el año pasado pero la pereza me pudo, así que felicitaciones por tu dedicación y me gustaría aclarar que el tipo de 1'80, si es quién yo pienso, y creo que sí porque entre otras cosas le tengo muchísimo aprecio a este señor (Richard wilson) de al menos 1'96, te quedaste corto Manu... Sigue disfrutando y contándolo por aquí.

    ResponderEliminar