lunes, 21 de noviembre de 2011

Quien algo quiere...

El lunes, tras las interesantísimas clases de por la mañana, fuimos al Unichicken y comimos rápido por si el casero aparecía para realizar unos arreglillos. Os cuento: resulta que el domingo (no, no lo busquéis porque se me olvidó publicarlo) me hallaba tan tranquilo en mi cuarto por la tarde cuando de repente noté ALGO, una presencia, una perturbación en la Fuerza… bueno, en realidad vi una sombra nada más. Se coló una abeja. Claro, el hecho de tener la ventana y la puerta cerradas me hizo dudar, quieras que no, puesto que todo estaba herméticamente cerrado… salvo la chimenea. Lo que tuvo lugar en esta habitación era digno de un programa tipo “Supervivientes”, pero con más clase. La abeja se alojó en la lámpara y no quería echar a volar, así que, tras observar a la presa durante unos minutos, nos decidimos a esperar a que bajara hasta una posición menos dañina para el mobiliario si no quería pasarme la Erasmus escribiendo a la luz de las velas. ¡Zasca! Cual platillos, se encontraron las suelas de las babuchas la una a la otra para hacer aterrizar a la inquilina exenta de alquiler… sobre mis vaqueros. Razón de más para rematarla en el suelo (y ahorrarle sufrimiento, claro).
El caso es que el casero no aparecía y mi siguiente clase empezaba en una hora, por lo que decidí hacer un homenaje a la noble tradición de la siesta. Creo que activé su busca o algo así al tumbarme en el colchón, porque fue empezar a coger el sueño y aparecer el casero con un rollo de cinta aislante. Somnoliento, pero libre de abejas.
El martes, lo mejor tuvo lugar en la biblioteca (¡qué triste…!). Resulta que mi sesión de español trataba sobre la música, así que me llevé el portátil y les enseñé varias canciones a las chicas de mi grupo… a la par que al resto de la biblioteca. No era tan difícil decir que el volumen estaba muy alto o que el cubículo semi-cerrado en el que estábamos hacía de amplificador. Tuve que deducirlo por sus caras muertas de la risa. Ahora, todos conocen “Sin miedo a nada”, de Álex Ubago y Amaia Montero.
El miércoles me leí “Doctor Faustus” para el jueves y empecé a tomar apuntes para una presentación para el lunes (dos subrayados, tampoco nos pasemos). Día de libros mientras el resto perdía el tiempo en una mega fiesta en Off the Wall. Además, nos enteramos de que el viaje a Manchester planeado para el sábado, y para el cual ya habíamos firmado, se había aplazado.
El viernes nos comunicaron que el aplazamiento para tal viaje se aplicaba sólo a los alumnos del campus de Warrington (tres pueblos después del 5º pino), por lo que nos quedamos sin viaje… organizado por la UoC. Partido internacional con los Erasmus por la tarde y, como hecho reseñable, mi pisada sobre el gemelo de un estudiante alemán previo grito de guerra al estilo Gravesen. Fue su culpa por cruzarse en la carrera; yo pretendía asustarle. Por la noche, pre-fiesta en Powys’ Court y fiesta en la selecta disco de tres plantas conocida como “Cruise” (Tom no trabaja allí). Tan selecta era que me prohibieron el acceso con mis bonitos zapatos de Pull & Bear. No pude entrar hasta coger los zapatos de un Erasmus muy enrollado que me dio sus llaves para ir a buscarlos a su residencia, la cual quedaba como a media hora de la discoteca (más el tiempo que nos llevó encontrarla en la mal iluminada calle donde estaba). Sobre la 1 conseguí llegar a la discoteca, el portero me dijo que así estaba “mucho mejor” y finalmente pude conocer aquel pedazo de local, y entender por qué era tan selecta.
El fin de semana, resaca, arroz con curry para cenar y salida “de tranquis” de entrante. De primer plato, fútbol 7 por la mañana con derrota por 1-0 contra el 3º de la liga (ganó 7-0 el primer partido), lesión en el dedo gordo del pie, pachanga posterior de fútbol 11 y ducha y plato de macarrones merecidos. De plato principal, tarde entera de preparación de la presentación sobre el acento de Chester que, voluntariamente, había elegido hacer (tanto para el lunes siguiente como sobre tal tema). Hasta las 2 de la mañana, como mandan los cánones.

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